lunes, 14 de febrero de 2011


De la cama al trabajo.
Los pies de domingo y la cabeza por las nubes.


Todos vamos hacia la esquina.
En ese instante solo veo aquel sweater rojo.
Huelo las sabanas…
La sensación que elonga las emociones.
Listos para salir.
A contraernos- con la facilidad de despegar y caer fulminantemente.
Hacia el malhumor de tu rostro descocido.
Y la fatiga de tus ganas de vivir.
El ladrillo y el cemento, la TEJA.
Mama, el ridículo me penetra con tu pene imaginario.
Ya estoy harta de tener tus huevos delante de mis ojos!
Enmudeciendo, boicoteando el funcionamiento de mi lengua.
El dolor me avergüenza!
Abrazo a las almohadas porque no puedo abrazar a la gente!
Lloro siempre!
Y ahora amo, amo, amo como una inconciente!
Y Ah!!!
Las calles me han comenzado a gustar los domingos.
Y los hombres me atraen cada vez más.
Me siento una desvergonzada!
Un pervertida!
Una amante de los rasgos que expiran desde el alma.


La ventana de ese lugar de esa calle que una vez te deslumbro.
Será la ventana que crearas.