







Desperté con tu poesía en mi cabeza sumergiéndome en las orillas de nuestros recuerdos. Del otro lado de tu cuerpo se encuentra el alma que te anhela fuera de esta realidad inexistente.
No es la verdad estricta de los hechos la que me importa sino la manera en la que el destino se involucra en nuestras vidas.
Espero más que el triunfo, mas que el oro y los trofeos, contemplo la lucha hirviente con mis ojos de amante llorosa y agradecida del porvenir.
Llevo la sed moribunda de un cuerpo ablandado por el placer, me embriago dulcemente en las miles formas posibles de encenderte, aun así lejos, aun así ardiente.
Déjame morder tus heridas para que me sientas.
Déjame exprimir mas traidora y encantadamente tu corazón herido mortalmente.
Exquisito el mal sin nombre que sangra en llanto.
Déjame que te beba con mis bocas y calma esta sed maldita.
Soy victima del futuro y del misterio, arrancando los frutos deleitosos de la carne y las flores fantásticas del alma.
Vestiré mi obra para encontrarte nuevamente, seré suave y honda como la noche azul.
En la eternidad.
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