martes, 23 de febrero de 2010

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Si el amor no me poseyera moriría envenenada.
Soy enredadera de ensueños a lo alto de mis fantasías, duerme la niña que se arriesga al sueño viviente, la sangre que nos hierve en llantos de inmortalidad.
Seré la muerte y la vida, la llama que enciende en las miserables noches de soledad.
Quien sabe, talvez recuerde la lengua que arde en la piel que flota y libera amor.

lola

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